De sus calles polvorientas,
Donde los peatones; espantan el idilio entre el ahogo del
tiempo,
! Malditos sean los dragones rojos!
Que maltratan la piel de seda, -montaña de esos seres
tristes,
Sombríos como el halito y la desesperanza,
El sol, a veces se cruza entre las miradas de odio
Un orgullo, cual poeta sin talento,
Describir quisiera -pero estos espíritus-
Que los barrotes de alguna cárcel,
O un corazón de acero que me ha desaparecido la rima
Sería mi alma; prueba del anhelo,
Yo no irrespeto su cuerpo, más el placer que induce el
dolor,
De sentir el tacto en una noche de tormenta,
Sombría la caricia de terciopelo,
Mi espera se esparce entre los charcos,
La multitud me mira con desprecio,
Apetecen que mi sentido innato se parezca a su belleza
De algún amor diáfano que se esparciría entre la oscuridad,
Que mi rostro decrepito, deambule entre los santos,
Aunque no tenga más que desperdicios, de un verso obsoleto,
Tal vez del manantial de la pasión, alguna honra
Cuando deambulo en el desorden,
Y el infierno, que clama en medio de la soledad,
Creo no recordar lo tanto, que me siento en
escribirle,
Mi retorica sera la pena,
Desde su cielo –Mi esfuerzo será nulo-
Solo seriá la caricia de un gorrión empedernido,
Entre sus lumbres, por fin encontraría la poesía
!Oh! Mi desesperada amante
Hoy las palabras se caen de ahogo, de suplica,
Por que la pena rompe la cohesion del significante
Y aunque jamas me comprendieran,
Tanto saben que mi desespero,
No puedo contener la pasion
Mis mentores me han dicho de la sinceridad,
El anhelo cual poeta, no sería del menester de alguno,
Pero veo la brisa en los cantos de otros,
Y yo no sé cantar otra cosa que no sea la falta de ansia,
De los rencores diáfanos que me persiguen
Podrán hablar tanto de esos fantasmas,
Que habitan por ahí con miedo a la sombras,
Pero mi ecuánime sentido no tiene más espacio,
Quizá, alguna Vez, entre mis cielos empedernidos,
Su cabello de fanática se siente a esperarme
Rodriguez Yunda Andrés Camilo
Bogotá D.C,
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