1 La desparramada rosa imprime gritos en la nieve. Caida de la noche, caida del rio, caida del dia. Es la noche, amor mio, la noche caliginosa y extraviada, hirviendo sus azafranadas costumbres en la inmunda cueva del sacrosanto presente. Maravillosa ira del despertar en la abstracci6n magica de un lenguaje inaceptable. Ira del verano. Ira del invierno. Mundo a pan y agua. Solo la lluvia se nos dirige con su ofrenda inimaginable. La lluvia al fm habla y dice. Meticulosa iniciaci6n del habito. Crispados cristales en jardines araftados por la lluvia. La posesi6n del pretendido pasado, del pueblo incandescente que llamea en la noche invisible. El sexo y sus virtudes de obsidiana, su agua flamante haciendose en contra de los relojes. Amor mio, la singular quietud de tus ojos extraviados, la benevolencia de los grandes caminos que acogen muertos y zarzamoras y tantas sustancias vagabundas o adormiladas como mi deseo de incendiar esta rosa petrificada que inflige aromas de infancia a una criatura hostil a su memoria mas viej a. Maldiciones eyaculadas a pleno verano, cara al cielo, como una perra, para repudiar el influjo s6rdido de las voces vidriosas que se estrellan en mi oido como una ola en una caracola. Veate mi cuerpo, hundase su luz adolescente en tu acogida nocturna, bajo olas de temblor temprano, bajo alas de temor tardio. Veate mi sexo, y que haya sonidos de criaturas edenicas que suplan el pan y el agua que no nos dan. lSe cierra una gruta? lLlega para ella una extrafta noche de fulgores que decide guardar celosamente? lSe cierra un paisaje? 1. Publicado en la revista Sur, Buenos Aires, m1m. 284, 1965. Relatos lOue gesto palpita en la decision de una clausura? lQuien invent6 la tumba como sfmbolo y realidad de lo que es obvio? Rostros vacfos en las avenidas, arboles sin hojas, papeles en las zanjas: escritura de la ciudad. lY que hare si todo esto lose de memoria sin haberlo comprendido nunca? Repiten las palabras de siempre, erigen las mismas palabras, las evaporan, las desangran. No quiero saber. No quiero saberme saber. Entonces cerrar la memoria: sus jardines mentales, su canto de veladora al alba. Mi cuerpo y el tuyo terminando, recomenzando, lque cosa recomenzando? 'Ii'epidaci6n de imagenes, frenesi de sustancias viscosas, noches camoales alrededor de mi cadaver, permisi6n de no verme por unas horas, alto velar para que nada ni nadie se acerque. Amor mio, dentro de las manos y de los ojos y del sexo bulle la mas fiera nostalgia de angeles, dentro de los gemidos y de los gritos hay un querer lo otro que no es otro, que no es nada ...
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